
No sé vosotros, pero yo estos días sólo oigo frases del tipo «¡Qué palo!. ¡Se me acaban las vacaciones! ¡Tengo que volver al trabajo! «, «Sólo de pensarlo, se me remueve todo!», «Estoy de los nervios», «Vuelvo al infierno», «No tengo ganas de ver la cara de«… Podría seguir, pero ya ves por dónde voy. Si te sientes identificado/a, sigue leyendo.
Todo el mundo mira de disfrutar de las vacaciones, desconectar, estar con los suyos… En general, cuando preguntas sobre las vacaciones, la respuesta suele ser «las vacaciones siempre van bien». Es normal que haga un poco de pereza volver al trabajo, pero me quiero dirigir a las personas que viven esta vuelta especialmente mal.
Seré crítico con esta actitud negativa, o dicho de otro modo, con esta actitud de víctima para con tu situación en el trabajo.
También quiero decir que yo he estado muchos años en esta situación, hasta que un día me propuse cambiarlo por completo. Tengo que decir que no se hace de un día para otro.
Me gustaría dirigirme a trabajadores/as y también a empresarios/as.
A ti trabajador/a, si eres de los/las que te has sentido identificado con las frases al inicio del artículo, seguramente te pasan una o dos de estas dos circunstancias que ahora diré, o ambas a la vez, también puede ser.
La primera es que estás rodeado de personas tóxicas, de un/a jefe o responsable sin competencias de liderazgo, de personas que te hacen la vida imposible, o que por su incompetencia, desmotivación, actitud negativa, individualismo… no generan un clima adecuado ni fomentan una relación de equipo, impidiendo hacerte desarrollar el trabajo y alcanzar los objetivos como a ti te gustaría. Acaban minando tu buena predisposición y actitud, ¡también tus nervios!
La segunda circunstancia, el trabajo que sabes que harás o gran parte de él, no te gusta, ni te motiva realizarlo, no encuentras sentido o no sabes muy bien qué te aporta. Sientes que no creces como persona ni como profesional. Te sientes mal contigo mismo/a.
En ambos casos, las horas te cuestan de pasar y sólo eres feliz los viernes a la hora de irte. Los domingos por la tarde tu entorno empieza a notar tu malestar porque se acerca el temido lunes.
No te acabes de deprimir si te sientes identificado con ambas circunstancias,desgraciadamente es muy habitual. Estas situaciones nos deberían hacer saltar las alarmas y poder hacer algo al respecto y decir ¡BASTA!.
Lo primero que deberías hacer es preguntarte «YO QUÉ PUEDO HACER?», ¿Qué es lo que está en tus manos? Te invito a coger «el toro por los cuernos», ser valiente y abandonar de una vez por todas el victimismo que no te lleva a ninguna parte.
Si tan mal lo pasas o te lo hacen pasar, ¿por qué no te desvinculas? ¿Por qué no luchas para cambiar tu situación? ¿O prefieres seguir lamentándote hasta que te jubiles? (Contando que te puedas jubilar).
No me sirve si estás pensando que tienes una hipoteca para pagar, hijos que alimentar y cuidar… y todo un montón de condicionantes más. A veces nos llenamos de excusas para convencernos de no actuar. En realidad, lo que tenemos es miedo.
¿Qué podemos hacer? Estas son mis recomendaciones:
- Toma conciencia de tu malestar. ¡Quieres estar toda la vida así?
- Deja de lamentarte y de compartir con otros tu malestar. ¿Te gusta relacionarte con personas negativas que siempre se quejan? Sin darte cuenta, puedes ser una persona tóxica para otros.
- Sé agradecido/a. Empieza a mirar el lado positivo de volver al trabajo. Hay muchísimas personas que pagarían por estar en tu situación. ¿Has pasado un buen verano? ¿Has podido estar con las personas que más quieres? ¿Tienes un trabajo? ¿Tienes salud? Si todo es que SI, eres un privilegiado/a.
- Haz un ejercicio de autoconocimiento. ¿Qué hago muy bien y al mismo tiempo me motiva? ¿Qué trabajo o aspectos de trabajo harían que mi actitud y motivación fuera la más adecuada? TODOS tenemos talentos, ¿cuáles son los tuyos?.
- Haz un plan, a corto, medio y largo plazo que te lleve a lograr lo que has contestado anteriormente. Las cosas no las podremos cambiar de un día para otro y seguramente tus circunstancias familiares no te lo pondrán fácil. Tener una «hoja de ruta» clara orientada a salir de esta situación te ayudará a estar mejor contigo mismo/a, con tu entorno inmediato y poder tomar decisiones.
- Visualiza el éxito. Dedica un tiempo diario a visualizar y sentir el logro de los objetivos. Con tu plan alcanzado, ¿qué sientes? ¿Cómo es tu vida? Cuanto más lo detalles, mejor.
A los empresarios/as o todas aquellas personas responsables de formar equipos de trabajo, les diría que pongan énfasis (tiempo y recursos) a escoger personas motivadas, a unir talento y conocimientos con la actitud y la motivación.
No basta con tener personas que «cumplan» con el trabajo. Se necesitan personas con talento y motivadas para hacerlo muy bien, que se adapten a la cultura y valores organizativos y que en consecuencia generen buen clima y rentabilidad.
Está más que demostrado que las personas conectadas con su talento y motivación trabajan más, logran mejores resultados y generan mejor clima laboral. También son más felices y les cuesta mucho menos ir al trabajo.
¡Muévete!. ¡El cambio está en tus manos!. Actuar como una víctima no te llevará cambios positivos ni te llevará a lograr tus objetivos. ¡Actúa a partir de lo que dependa de ti y ves a por todas!
Me gustaría terminar este escrito con esta frase:
“Si no lideras tu vida, los demás la liderarán por ti”.
VOLVER AL TRABAJO. Una cuestión de actitud y liderazgo.
¡Salud y feliz regreso al trabajo!. ¡Tienes mucha suerte de poder hacerlo!. ¿Lo sabes?
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