Si la selección de personas fuera un viaje de tren, el QUÉ sería una parada en el trayecto y el QUIÉN sería el destino. El QUÉ nunca debería ser el destino.

Desgraciadamente muchas empresas o consultoras especializadas en selección de personal, se quedan en el QUÉ, dejando a la diosa fortuna el QUIÉN. Ponen énfasis en cubrir lo que necesitan (estudios, titulaciones, habilidades aprendidas…) y se quedan con ello, esperando que, como consecuencia, el resto funcione.

¡Pues NO! Hoy en día si quieres diferenciarte, si quieres ahorrarte muchos dolores de cabeza por falta de motivación y compromiso, si quieres mantener un ecosistema laboral saludable, si quieres garantizar que las personas vayan mucho más allá de «cumplir» con el mínimo que se les pide, o si quieres que aporten su valor diferencial, lo deberás conseguir a través de ese PLUS que ofrecen determinadas personas. ¿Y QUIÉNES son esas personas? ¿Qué tienen? ¿Por qué son un PLUS? ¿De qué están hechas?

Son personas que no sólo han estudiado o se han formado, a veces ni eso. Les gusta o les apasiona lo que hacen. Vienen motivadas de “serie”, es decir, no esperan a que vengas tú o cualquier otra persona a motivarlas, se motivan solas. Vienen de casa motivadas, como el que viene de casa duchado/a, peinado/a (los que somos calvos, ni eso) o vestido/a.

Son personas optimistas, tienen claro que se equivocan y que seguirán equivocándose. Aprenden de los errores (suyos y de los demás) y ponen este aprendizaje al servicio de su experiencia (y de la de su equipo), en cada una de las cosas que hacen. No se rinden fácilmente ante las dificultades, perseveran hasta alcanzar el objetivo, aunque esto sea rompiendo moldes o haciendo las cosas muy diferentes, arriesgan si es necesario. Toman decisiones y sienten (con el corazón) que sus competencias sumadas a las competencias de sus compañeros/as, les permite ir mucho más allá que si lo hacen solas por el camino del individualismo.

Tienen la suficiente humildad para reconocer los errores, saben escuchar y no se aferran a una idea. No tienen ningún inconveniente en reconocer el trabajo bien hecho o el esfuerzo realizado por los demás. Hacen uso de la empatía y utilizan las preguntas dejando de hacer afirmaciones. No suponen, ni dan por supuesto. Aunque saben que todo se puede mejorar, saben parar y disfrutar de los pequeños éxitos, de las pequeñas metas alcanzadas.

Tienen claro que el trabajo es importante, pero no es lo más importante. Tienen vida fuera del trabajo, les motivan otras cosas, se cuidan. Hacen algún tipo de deporte o ejercicio físico, tienen claro que dormir bien y comer de forma saludable es importante para su salud física y mental. Se relacionan con los demás, tienen ganas de aprender y tienen claro que están en un proceso de aprendizaje constante. Responden a partir del compromiso y la responsabilidad.

Si continuamos fijándonos sólo en el QUÉ nos seguiremos encontrando que las personas entran en las empresas por el currículum (el QUÉ), y acaban saliendo por la actitud (el QUIÉN).

¡Ah!¡Que no me olvide! Si estas personas no están bien lideradas y no se les permite SER, se irán, o bien se apagarán y pasarán al grupo de mediocres. Y si no quieres tener una empresa o equipo formado por personas mediocres, pon a disposición los elementos facilitadores necesarios para que florezca el potencial que cada uno/a lleva dentro. Cuando hablo de elementos facilitadores, estoy hablando de políticas de RRHH adecuadas al SXXI.

¡Un fuerte abrazo y gracias por estar ahí. ¡Cúidate!

Josep Moulines

Psicóleogo del Trabajo y de las Organizaciones · Coach · Consultor de RRHH · Formador